viernes, 19 de marzo de 2010

Mi yo fumador


Tengo 37 años y nunca he sido fumadora, pero como la mayoría de nosotros, tuve la sensación de querer probar un cigarro, la curiosidad de saber qué se siente fumar y la espinita de sentirme toda una diva al tomar un cigarro entre dos dedos de mi mano derecha.

Cuando era pequeña recuerdo que le pedía a mi mamá que me dejara fumar de su cigarro y ella me daba, pensando que así se me quitaría la curiosidad. Claro, en ese entonces no se sabía lo grave que podía ser el cigarro para un adulto y, menos aún, para un niño. Lo cierto es que yo no sentía algo especial al inhalar todos esos tóxicos.

Después, en mi trabajo, me tocó hacer varios lanzamientos en el interior de la república y, como los mosquitos me perseguían, tomaba un cigarro y, en vez de fumármelo como lo hacen todos, "le daba el jalón" y luego me soplaba el humo en el cuerpo, ya que descubrí que así espantaba a los zancudos. ¡Ahí descubrí que los zancudos son más inteligentes que algunos de nosotros! Ja. No es cierto. Pero ahora entiendo porqué sucedía eso y es que entre todos los ingredientes tóxicos del tabaco, hay uno que funciona como insecticida. ¡Imaginen lo que estaba rociando a mi alrededor y con mi propia boca!

Ahora que estoy involucrada en la lucha contra el tabaco ya que apoyo en relaciones públicas a una reconocida marca de gomas de mascar y de parches sustitutos de nicotina, estoy segura de que solo en sueños volverá a existir ese yo fumador, ya que al alejarme de ambientes contaminados con humo de cigarro y exigir que no se fume a mi alrededor, considero que ya ni siquiera soy una fumadora pasiva.

Doris E.

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